Sobre Aída,.. quiero decir Aído

Merece la pena darle un vistazo a la columna de este gran periodista valenciano.

Por Ramón Palomar.

Ministra Bibi

Querida Bibiana Aído, querida ministra Bibi: un viejo periodista (o “periodisto”, que me lío) de radio ya jubilado me enseñó hace mucho tiempo que, cuando metías la gamba a través de las ondas o charlando en público, nunca debías excusarte, justificarte o remover el error empleando subterfugios que lindan con la cabezonería porque, en esos casos, el aroma, el tufo, el hedor de la cagada, seamos explícitos, todavía se expandía más y al final todos los rincones permanecían bajo la impronta de su perfume. Nunca olvidaré esta lección básica, elemental, y procuro siempre aplicarla por el bien de todos.
Así pues, querida ministra Bibi, debes saber que “fistro” ni es anglicismo ni galicismo ni barbarismo; “fistro” sólo fue una feliz ocurrencia, un certero hallazgo, de Chiquito de la Calzada, un cantante flamenco de escaso éxito que se recicló en humorista y de esa guisa alcanzó cumbres del absurdo por su facilidad a la hora de acuñar términos que se han incrustado en la memoria colectiva. Chiquito, te recuerdo, ministra Bibi, inventó, parió, improvisó o fabricó palabrejas o expresiones no sólo como el celebérrimo “fistro”, sino también: “cobarderrrr”, “te das cuen”, “comorrr” y “jarrrllll”. Chiquito haría más o menos gracia, pero nadie le discute el mérito en cuanto a dinamitar el idioma desde su perspectiva de farandulero audaz, deslenguado e incluso iletrado. Los artistas se toman sus licencias y cuando el triunfo les apabulla las licencias ingresan, a veces, con el tiempo, en los templos de las academias. De todas formas, querida ministra Bibi, si mediante el dichoso “fistro” pretendías lavar el error banal, el simple lapsus que cometiste con lo de las “miembras”, te equivocas porque sólo has contribuido a fomentar cuchufleta a tu costa ya que a los ministros se les examina con lupa y se les juzga continuamente. Como humorista, queremos decir, aún estás muy lejos de Chiquito, vaya. Pero persevera, que igual le alcanzas...



Disfrutadlo, merece la pena.

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